miércoles, 9 de febrero de 2011

Madrid huele a gardenias, a dalias, a manzanos, a hierba fresca…



En 1878 Calude Monet pinta El parque Monceau, abierto por Napoléon III al pueblo parisino pocos años antes. En este vergel, quizás el más aristocrático de la ciudad de la luz, se refugió María Antonieta tras la Toma de la Bastilla. No es difícil imaginar el interés del pintor impresionista por captar los reflejos de la luz en los árboles vetados a los ciudadanos hasta hacía tan poco… Un año después, Sargent contempla una desenfocada Puesta de sol en los Jardines de Luxemburgo , donde una elegante pareja se pasea en este lugar creado por María de Médici. Y ya en el siglo XX, Munch se desprende de su habitual carga simbólica y dramática e, inspirado por la belleza de tres Gansos en un huerto, compone una alegre y espontánea obra.

La exposición se llama Jardines Impresionistas pero la muestra no solo nos permite ver las composiciones de las grandes figuras de este movimiento como Renoir, Morisot o Pissarro, sino también las de sus precursores -Delacroix, Corot o Millet-; las de sus seguidores -Cézanne, Gauguin o Van Gogh- y las de artistas posteriores como Klimt o Nolde. En el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid hasta el 13 de febrero.

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