Hace tiempo que tenía ganas de Zurbarán. El año
pasado, situada frente a su magnífica Santa Casilda en la exposición de
Givenchy, comentaba a mis amigas: “este
pintor tiene algo que me encanta… Me gustaría saber más de él…”. Y a los
pocos meses, como si me leyeran el pensamiento, recibí una invitación del museo
Thyssen para la presentación de esta exposición que nos acompañará en la
capital durante todo el verano.
Disfrutar de Zurbarán es fácil. Sus cuadros barrocos
son auténticos encuadres fotográficos llenos de solemnidad, recogimiento y
silencio. Un efecto de instantánea y quietud que nos sumerge dentro de su obra y
nos invita a meditar. Pero el artista extremeño es mucho más que un pintor de
monjes y santos -extraordinarios, por cierto-, así que, para que podáis disfrutar
de esta magnífica muestra, os voy a dar cuatro sencillas pistas que os ayudarán
a comprender un poco más la obra de este gran pintor del siglo XVII.
1. Unas pinceladas
sobre su vida:
Francisco Zurbarán nació en Badajoz en 1598, un año
antes que Velázquez. Trabajó principalmente en Extremadura y Sevilla, donde
decoró numerosos conventos como el de Guadalupe o el de la orden mercedaria.
Pero también trabajó en la corte, donde pintó escenas mitológicas e históricas,
como Los trabajos de Hércules y La defensa de Cádiz, que decorarían el
Casón del Buen Retiro.
2. Un artista
moderno:
Odile Delenda, comisaria de la muestra y una de las mayores
expertas de Zurbarán, lo considera como "uno de los artistas más avanzados de su época". Basta con
recordar la valoración que de él hicieron los cubistas. Para entender esta admiración
hay que fijarse en las formas geometrizadas con que plasma los pliegues de las
ropas; en las duras aristas que utiliza para representar las caperuzas de los
hábitos; y en sus grandes superficies lisas. Todas estas características lo
sitúan muy cerca de algunos movimientos artísticos del siglo XX como el Cubismo
o la pintura metafísica.
No pases por alto sus bodegones, ya que son algunos
de los más influyentes de la pintura española. Se trata de obras que contienen
pocos objetos pero que poseen la virtud de transmitir al espectador todo un
mundo de sensaciones trascendentales.
3. Busca los
detalles:
Cuando estés delante de un Zurbarán bucea entre los
detalles. El pintor, en su profundo interés por expresar la calidad de las
cosas, hacía que los elementos colocados en lugares secundarios -como telas,
vasijas, frutas o flores-, adquiriesen el mismo protagonismo que el rostro de
un retrato.
Busca ropas rotas, observa los pies sucios del Cristo
crucificado y, sobre todo, disfruta de los bordados, brocados y texturas de las
telas de las santas y de los obispos.
4. ¿Un pintor
de moda?
Aunque relacionar a Zurbarán con la moda puede parecer
algo descabellado, esta teoría no está muy lejos de la realidad. Basta con
bajar a la planta inferior del museo y entrar a la exposición Vogue like a painting (de la que
hablamos hace poco aquí) para encontrarse con una preciosa foto de Michael Thompson
que emula a la Santa Casilda del maestro extremeño.
Observa detenidamente su famosa serie de santas y
descubre como las representa de una manera totalmente novedosa para la época:
son bellas y expresivas mujeres que posan con ricos, coloridos y suntuosos
trajes, como verdaderas modelos o actrices del siglo XX.
Zurbarán: una nueva mirada
Del 8 de junio al 13 de septiembre
de 2015
Museo Thyssen de Madrid
Tienes una suerte tremenda de poder disfrutar de este gran artista del Siglo de Oro :)
ResponderEliminarLa verdad es que sí! 😉
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